El director del Instituto, Leonardo, ha escrito un discurso que consiguieron alcanzar algunas lágrimas de los allí presentes, entre ellos las mías.
Aunque ya algunos del huerto ya no estemos en el Instituto, siempre recordaremos a José María, no sólo como profesor, sino como amigo. Como Leonardo dijo, no quiero que esto produzca tristeza al ser leído, sino que produzca alegría, ya que ha dejado un legado de enseñanza y educación magnífico, sin contar sus muchas historias de su vida y sus experiencias cuando joven, y no tan joven.
José María estará siempre en nuestros corazones. Si nos acordamos de él, vivirá siempre en la brisa, en los valles, en los ríos... en todas esas cosas que él nos enseñó y nunca las olvidaremos.
Un abrazo allá donde estés, maestro.
Por Ismael Romero Soria, alumno y amigo de José María.